jueves, 4 de agosto de 2011


Morgana
Le Fey

Por Sandra Román
("El Juego de las Diosas")            
     
     La Dueña de su Destino.

Llamada también  “Morgue La Faye” y “Fata Morgana”, Morgana, la medio hermana de Arturo, la hechicera, es en realidad una diosa muy antigua en la mitología céltica, vinculada a la Muerte y la Regeneración. Junto a sus hermanas Gliten, Tyrone, Mazoe, Glitonea, Cliten, Thitis, Thetis y Moronoe, integraba una forma de Triple diosa,  más conocida como la hermandad de las Nueve Morgens o reinas hadas. Ellas regían la mística isla de Avalon, la Isla de la Fortuna o de la Bendita Muerte. Al igual que las Walkirias, estas mujeres mitológicas conducían a las almas de los héroes muertos en batalla hacia la Isla Sagrada -tal como sucedió con el rey Arturo-,
adonde serían curadas todas sus heridas.
A menudo, las Morgens eran representadas como sirenas. Jean Markale  nos informa que su nombre deriva de la antigua palabra “Morigena” que significa “nacida del mar” (un atributo que la asocia con la griega Afrodita) y advierte, además, que “es posible descubrir en la toponimia francesa un cierto número de ríos o de fuentes que llevan nombres tales como “Mourgue”, “Morgue” o “Morgon”. Esto es quizás porque la antigua palabra celta “Morg” significa mar. De modo que puede decirse que esta triple Morg-Ana, es en realidad la primordial diosa Ana, nacida del Mar.
Según Robert Graves y Kathy Jones, la triple Morg-Ana “surgió de la unión de las estrellas y el vientre de Ana”.
Muchas veces fue equiparada a las diosas Morrigan y Macha, que presidían las artes de la guerra. En tanto que, como “fata”, controlaba el destino y conocía el de cada persona. Famosa por sus poderes de sanación, su conocimiento de las plantas medicinales y su visión profética, era una chamana capaz de cambiar de forma, tomando el aspecto de diferentes animales para utilizar su poder.
“Morgana representa aquel lugar profundo de magia curativa en cada uno de nosotros, el centro donde sabiduría y curación fluyen siempre aún en el momento de la muerte –asegura Markale-. La ambivalencia con la cual ella es tradicionalmente representada  refleja nuestro propio miedo a su profunda y antigua sabiduría”.
“Ella encarna, en cierta medida, la antigua soberanía, ella que es la imagen de esa Diosa Universal que reinaba en el alba de los tiempos –añade-. Los autores de la Edad Media, incluidos los que no escribieron nada acerca de los temas artúricos, lo sabían perfectamente”.
En la novela de Marion Zimmer Bradley, “Las nieblas de Avalon” es Morgana quien cuenta la historia de la búsqueda del Grial. En ella, ya no es el hada perversa que conspira contra el poder de Arturo sino una mujer de carne y huesos. Este libro  posee la extraña cualidad de que todas las mujeres que lo han leído siente que no tuvieron en sus manos una novela más sino que estuvieron recordando un lugar en el que estuvieron alguna vez: la isla de Avalon, Ynys Witrin, la mítica Isla de las Manzanas.
La literatura cristiana convirtió a Morgana de Diosa Soberana en bruja malvada. Zimmer Bradley la rescata como sacerdotisa, mujer sagrada, consagrada a la Diosa. En estas historias, está muy lejos de ser dueña de su destino –aunque lo intuye y lo acepta-, ya que continuamente es golpeada por la fatalidad. Primero Viviane y Merlín, luego Morgause y más tarde, Gwengwyfar, su cuñada toman las decisiones más importantes de su vida: el matrimonio sagrado, la crianza de su hijo y un posterior casamiento con el hombre equivocado. Sin embargo, ella se repone a todo ello con fortaleza y en algún momento de su vida llega a ser feliz, con lo que le ha tocado en suerte. El patriarcado la ha obligado a ceder su poder al hombre, pero al ingresar al convento y ver la imagen de María, piensa que tal vez la Diosa no ha sido derrotada y todo el sufrimiento de su vida se torna con sentido.
A nivel mítico, Morgana comparte sus atributos con la Dama del Lago, y constituye un arquetipo absolutamente vigente en la psique de la mujer moderna, aunque olvidado y relegado en lo más profundo de nuestra sombra: el de la mujer completa en sí misma, que no necesita tener un hombre a su lado para ser quien es.
Resulta muy beneficioso invocarla cuando necesitamos morir a los esquemas dependientes que nos impone la sociedad y renacer con energías suficientes para enfrentar a todo aquello que se opone a que seamos tal y como nos pide nuestra auténtica identidad.

Cuando Morgana se manifiesta en nuestra vida es para invitarnos a recuperar la soberanía sobre nuestra propia vida, a convertirnos en las dueñas de nuestro propio destino. Es común encontrar a muchas “morganas” condenadas a vivir en la sombra, por temor a que, al igual que a ella, se la convierta en una “bruja malvada” y se la margine. El poder de Morgana reside en sobreponerse, una y otra vez, a todos los golpes de la vida, por duros que sean. Encontrarla en nuestro interior equivale a encontrar esa dimensión en nosotros mismos que vuela por encima de las circunstancias en pos de un objetivo superior, conscientes de que existe un universo infinito, en el cual la muerte es solo una transformación, un cambio de forma, seguras de que nuestro destino está escrito a medias entre la divinidad y nosotras mismas. 
Si te identificas con ella, en este momento de tu vida, significa que es hora de preguntarte a quién has estado regalando tu propio poder, a quién has estado beneficiando con tu esfuerzo y tus conocimientos para que obtenga sus logros, posponiendo los tuyos.
La capacidad de cambiar tu realidad reside en tu interior. Ponte la capa y toma la barca hacia Avalon, la isla mágica en la cual podrás curar tus heridas y desde la cual volver al mundo, renovada

SANDRA SAN ROMAN 
 

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