Refiere la Biblia que Salomón, hijo de David y su sucesor al frente de Israel, fue un poderoso y sabio monarca al que la enigmática reina de Saba quiso conocer. Un relato fascinante que nos sitúa en la frontera de la historia.
La historia de la visita de la reina de Saba a Salomón en Jerusalén, motivo de una sugestiva narración en la Biblia, ha inspirado a los artistas durante siglos. La popularidad del tema hizo que surgiera incluso la versión legendaria de una relación amorosa entre los dos soberanos. Y en época reciente una dinastía real en Etiopía pretendía descender del hijo de ambos.
Los historiadores, naturalmente, han rechazado estas construcciones míticas. Algunos, en una postura crítica radical, han dudado incluso de la existencia del mismo Salomón, sobre el que ninguna fuente ofrece noticias explíticas fuera de la Biblia. Sin embargo, las investigaciones arqueológicas recientes demuestran que en el siglo X a.C. Canaán conoció un período de florecimiento, demográfico y económico, que coincide con la imagen de un reino poderoso que da la Biblia a propósito de Salomón. Asimismo, muchos rasgos de la organización política del Estado salomónico se explican por una influencia directa del Egipto faraónico.
¿Qué decir, entonces, de la visita de la reina de Saba a Jerusalén? La Biblia explica que la reina, cuyo nombre no se especifica, llegó a la capital del reino judío con una gran comitiva de camellos y portando toda clase de aromas, oro y piedras preciosas. Su propósito era poner a prueba la sabiduría de Salomón, cuya fama había llegado hasta sus dominios. Tras entrar en el Templo, construido por el rey, la vista del orden que imperaba la llenó hasta tal punto de admiración que se dio por vencida de inmediato y procedió a entregar a Salomón todos los regalos que traía. Es imposible verificar históricamente la realidad de este episodio, pero al menos se dispone de otros textos en los que se menciona una reina de Shebah o Shabah, situada en el norte de Arabia, una procedencia que encaja con el uso de camellos y de perfumes, típicos de aquel país. Los dos personajes, pues, muy probablemente existieron; y un viaje de la reina a Israel no sería imposible, aunque seguramente los motivos serían más prosaicos, de índole política o comercial.
La Biblia (Libro de los Reyes, 10:10) recoge que el rey Salomón, rey de Judea, en su visita al reino de Saba, recibió innumerables presentes en oro, especias y piedras preciosas de la reina que en aquel momento dirigía el país. El pasaje Bíblico se refiere a la reina Makeda. Ambos, más tarde, tendrían un hijo juntos, de quien el rey Salomón, recuerda el gran parecido físico que el niño tenía con su abuelo, el legendario Rey David.
La identidad de la Reina de Saba ha sido durante mucho tiempo un tema de debate. Sin embargo, todos los indicios apuntan a que se trata de Makeda, la reina etíope.
Según el folklore etíope, cuando el príncipe Tarmin volvió de un viaje comercial a Israel, trajo información sobre la sabiduría del gran Rey Solomon. A Makeda le fascinó lo que le contaron sobre el monarca de Judea y preparó una caravana cargada de regalos para vivsitar a semejante personaje. Al encontrarse, el rey y reina se enamoraron mutuamente, quedando ella admirada de los conocimientos de él, él, de la inteligencia y hermosura de Makeda. Según la tradición etíope, de este amor nacería Menelek, con quien daría comienzo la más larga dinastía real.
Cuando volvió a Etiopía, Makeda extendió la filosofía del Judaismo, y esta influencia duraría hasta la cultura actual etíope.
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Datada hace unos 3000 años, la residencia de la reina Makeda, como se la llama en Etiopía, fue hallada por los investigadores alemanes bajo los muros del palacio de un antiguo rey cristiano en la ciudad sagrada. Para los arqueólogos, el mayor tesoro que albergaba el palacio de la legendaria reina era el Arca de la Alianza, un cofre de madera de acacia negra, recubierto de oro, en el que, según fuentes históricas y religiosas, se guardaban las tablas con los Diez Mandamientos que Moisés recibió de Dios en el monte Sinaí.
La tradición religiosa etíope asegura que de la breve relación entre la reina de Saba y el rey Salomón nació un hijo, que posteriormente sería conocido como Menelik I, rey de Etiopía, quien presuntamente habría llevado el Arca de la Alianza desde Israel hasta su país. Uno de los mayores misterios que se vienen arrastrando desde épocas pretéritas es la ubicación actual del Arca de la Alianza, si es que sigue íntegra. Es un objeto que lleva perdido unos 2.600 años y, por ello, se albergan muy pocas esperanzas de ser recuperada.
texto completo aqui:
http://www.tendencias21.net/egipto/Hallan-el-Palacio-de-la-Reina-de-Saba_a37.html
Datado en el siglo X antes de nuestra era, ha sido localizado en la localidad de Axum Un equipo de arqueólogos alemanes de la Universidad de Hamburgo ha conseguido acabar con uno de los mayores misterios de la Antigüedad al encontrar los restos del Palacio de la legendaria Reina de Saba en la ciudad santa de Axum, en el estado federado etíope de Tigray (norte). (Agencia EFE)
Arqueólogos alemanes encuentran en Etiopía los restos del palacio de la reina de Saba
'En ese palacio pudo estar el Arca de la Alianza', dice la Universidad de Hamburgo.
Un equipo de arqueólogos alemanes de la Universidad de Hamburgo ha conseguido acabar con uno de los mayores misterios de la antigüedad al encontrar los restos del palacio de la legendaria reina de Saba, en la ciudad santa de Axum, en el estado federado etíope de Tigray (norte).
El profesor Helmut Ziegert, del Instituto de Arqueología de la Universidad de Hamburgo, que dirige el equipo, está además convencido de que en un altar levantado en el palacio y orientado hacia la constelación de Sirius reposó durante largo tiempo el Arca de la Alianza que contenía las Tablas de la Ley de Moisés.
"Todo cuadra. Los detalles, la datación y la orientación del edificio", ha explicado Ziegert, cuyo equipo realizó el descubrimiento durante la actual campaña de excavaciones de primavera, en la antigua capital de un imperio que abarcó desde Yemen hasta el este de Sudán, controlando el comercio entre África y Asia.
Datada hace unos 3.000 años, la residencia de la reina Makeda, como se llama a la reina de Saba en Etiopía, ha sido hallada bajo los muros del palacio de un antiguo rey cristiano en la capital de la iglesia ortodoxa etíope y la ciudad mas sagrada del país.
El mayor tesoro que albergaba el palacio de la legendaria reina era probablemente el Arca de la Alianza, un cofre de madera de acacia negra recubierto de oro en el que, según fuentes históricas y religiosas, se guardaban las tablas con los Diez Mandamientos que Moisés, según la Biblia, recibió de Dios en el monte Sinaí.
Ziegert ha subrayado que su equipo ha dedicado los últimos nueve años a investigar como llegó el judaísmo a Etiopía en el siglo X antes de nuestra era, a la vez que trata de localizar el emplazamiento actual del Arca de la Alianza.
"En ese palacio pudo estar custodiada durante un tiempo el Arca de la Alianza", donde, según fuentes históricas y religiosas, se guardaban las tablas con los Diez Mandamientos
Añadió que las investigaciones han revelado que el palacio original de la reina de Saba fue trasladado poco después de su construcción y levantado de nuevo orientado esta vez hacia la estrella de Sirius.
El equipo de científicos de Hamburgo presume que Menelik I, rey de Etiopía e hijo de la reina de Saba y del rey Salomón de Jerusalen, según la tradición de la iglesia ortodoxa etíope, fue quien ordenó levantar el palacio en su emplazamiento final.
Las numerosas ofrendas que los científicos germanos encontraron en torno al lugar donde debió de estar el altar han sido valoradas por los expertos como una clara señal de que la especial relevancia del lugar se ha transmitido a lo largo de los siglos.
Los últimos resultados de las investigaciones realizadas en Axum indican que, con el arca de la Alianza y el judaísmo, llegó a Etiopía el culto a Sothis, que se mantuvo hasta el siglo VI de nuestra era, explicó Ziegert.
Dicho culto, relacionado con la diosa egipcia Sopdet y la estrella Sirius, traía consigo que todos los edificios de culto se orientasen hacia el nacimiento de esa constelación.
El jefe del equipo de arqueólogos y científicos alemanes ha subrayado que los restos encontrados en las excavaciones de sacrificios de reses vacunas son una característica también del culto a Sirius practicado por los descendientes de la reina de Saba.
El Antiguo Testamento habla de una reina de Saba, cuyo nombre propio omite, que visitó Israel y regaló grandes tesoros al rey Salomón, del que le impresionó su sabiduría y que le hizo convertirse al monoteísmo y ensalzar a Yahvéh.
La tradición religiosa etíope asegura que de la breve relación entre la reina de Saba y el rey Salomón nació un hijo, que posteriormente sería conocido como Menelik I, rey de Etiopía, quien presuntamente se llevó el Arca de la Alianza desde Israel a su país.
Dicha tradición asegura que el arca se encuentra actualmente en la Iglesia de Nuestra Señora de Sión en Axum, donde es custodiada por la única persona autorizada para verla o tocarla, un sacerdote descendiente directo de los levitas, la tribu de Israel responsable de su cuidado desde que fue construida para acoger los Diez Mandamientos. (Fuente: JUAN CARLOS BARRENA -EFE
. La reina regaló 4,5 toneladas de oro al rey de Israel.
Menelik I es, según el Kebra Nagast, el hijo de Salomón y la Reina de Saba. Según leyendas etíopes nació en la población de Hamasien en Eritrea. Su madre, cuando volvió de Israel a Etiopía estaba en estado esperando a Menelik I. Se dice de él que llevó el Arca de la Alianza a Etiopía cuando hizo un viaje a Israel para conocer a su padre. Según se cuenta, Salomón ofreció a Menelik de ser su sucesor y este se negó. A cambio, pidió regresar con gente de su corte para llevar a su tierra intelectuales y también sacerdotes, con lo que pretendía alcanzar los logros de Salomón en su país. Salomón le hizo una copia del Arca de la Alianza también, para que pudiera llevársela a Etiopía. Menelik la substituyó por la real y se llevó la verdadera Arca a la capital, Axum, donde algunos cuentan que aún permanece, concretamente en la Iglesia de Santa María de Sion.
Al volver su madre lo nombró rey, convirtiéndose de esta forma en Menelik I, que proclamó al pueblo etíope "pueblo elegido de Dios". El libro sagrado de Etiopía, el Kebra Nagast, narra la historia de Menelik y del Arca de la Alianza.
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Réplica_del_Arca_de_la_Alianza-- |