LEYENDA DE ERZEBET BATHORY la condesa sangrienta
La condesa nació en Transilvania, el 7 de agosto de 1560 y murió el 21 de agosto de 1614. Recibió una educación esmerada y rica, si se la compara con la de la mayoría de las mujeres de la época. Culta y refinada, Erzébet hablaba y escribía con fluidez el húngaro, el alemán y el latín, a despecho de la mayoría de los nobles húngaros de su tiempo, que apenas podían estampar su firma en un documento y contar hasta cien. De hecho de esta misma familia también fueron Esteban y Sigmund Bathory que ocuparon los tronos de Polonia y Transilvania, respectivamente, además de varios dignatarios de la Iglesia y ministros de Hungría. Esteban Bathory sucedió a Enrique de Valois y a Segismundo II Augusto.
Popularmente se cree que mataba a sus jóvenes doncellas para bañarse en su sangre porque creía que así se mantendría joven y bella. Se dice que llegó a asesinar a 650 personas para este propósito. Actualmente y después de las investigaciones llevadas a cabo no se sabe a ciencia cierta si esto es verdad o no, aunque sí se puede asegurar que cometió una gran cantidad de crímenes de extrema crueldad.
A los 15 años, como estaba previsto, la casaron con Ferenc Nadasdy, el hijo de otra familia húngara de la aristocracia.. El día de su boda, Erzsébet esperaba de pie en el castillo. Tal como otras damas húngaras, no acostumbraba maquillarse, de allí también‚ esa palidez que se destacaba bajo sus oscuros cabellos. A pesar del atropello, se veía en sus ojos esa inmensa mirada lejana que parecía venir del fondo del orgullo. Con intención de buen augurio mas con significado de mandatos, le habían cosido talismanes a su vestido de novia. Eran para ser amada, para ser fecunda y para gustar, para gustar siempre. Aunque sólo tuviera 15 años, Ferencz no pudo domarla, como hacía con sus potros. Ella era como demonio, un demonio vestido de blanco. Se fue a vivir con la familia de Ferenc, al sombrío castillo de Csejthe.
La familia del esposo no gozaba de los mismos privilegios ni era propietaria de tanta riqueza como la de la joven quien, habituada a la independencia de la que gozaba, decidió conservar su nombre de soltera aún después de casada, y fue su esposo quien sumó el apellido Bathory al suyo propio.A pesar que ella no quería tener descendencia, pero las circunstancias la forzaron a ser madre. Tuvo cuatro hijos, tres chicas y un varón, a los que pronto apartó de sí, al igual que habían hecho con ella. A sus tres hijas las envió a las familias de las que habrían de formar parte al casarse, con apenas 10 años.Se especula si tuvo dos amantes, pero lo que sí se sabe es que la atraían las mujeres. Parece que algo intentó con esos dos hombres, seguramente introducirlos en orgías con chicas del servicio en las que ya empezaba a haber golpes y sangre. Ellos se asustaron, desapareciendo sin dejar rastro. Otra tesis es que los hizo asesinar, algo más que probable.
castillo de Csejthe.
TORTURASFerenc Nadasdy que poco después seria conocido como "El caballero negro", por sus destacadas proezas como general en el campo de batalla, era tan cruel como su mujer. Estuvo la mayor parte de su matrimonio luchando contra los turcos y cuando volvía a casa disfrutaba torturando a los prisioneros. De hecho, enseñó varias técnicas de tortura a Elizabeth. Una de las técnicas preferidas de tortura de Elizabeth era introducir finas agujas debajo de las uñas de sus sirvientas, o simplemente clavarlas en su piel. También se decía que daba llaves o monedas al rojo vivo para quemar las manos de las doncellas, o que las tiraba a la nieve para después echarles agua fría hasta verlas morir congeladas. Se cuenta que Ferenc enseño a Elizabeth como mantener la disciplina de sus doncellas. Sacaban a las chicas desnudas al exterior y recubrían sus cuerpos con miel. La dejaban un día entero fuera, de manera que era picada por los mosquitos, la abejas y todo tipo de insectos. Criada como fue, con severidad y disciplina, la joven condesa administró su castillo con una mano de hierro, y se habituó a castigar brutalmente y golpear a las sirvientas y otros miembros de la servidumbre. El uso de un pesado mazo para propinar los golpes, constituía el más leve de los castigos, porque cuando realmente se enfadaba, la desdichada que a su juicio merecía ser reprendida, tenía que pasar por verdaderas torturas como era que la pinchara con agujas debajo de las uñas o –peor aún–, ser arrastrada por la nieve sobre la que quedaba desvanecida, no sin antes recibir una buena rociada de agua, para luego ser abandonada en el gélido suelo para morir congelada.Una vez prendió fuego al vello púbico de una de sus criadas. También le gustaba mucho que sus doncellas se desnudaran para ella.
Este tipo de castigos no sólo se hizo común en la propiedad de los Bathory sino que se agravó y cada vez se tornó más sofisticado, al punto que la condesa instaló una verdadera cámara de tormentos en el castillo, en la cual se torturaba a los desdichados que caían en desgracia ya sea por mano de ella o, como espectadora, sentada en su trono, observando cómo los tormentos eran administrados por sus sirvientas más cercanas.La condesa Báthory disponía de otros 15 castillos, aparte de Cjesthé, para cometer atrocidades, y de hecho en varios de ellos asesinó a decenas de chicas, pero principalmente fue en esa ciudad, situada no lejos del río Vág, donde desarrolló su infernal mecánica de destrucción y muerte. Es sorprendente que eligiera un lugar no excesivamente alejado de las cortes de Presburgo (la actual Bratislava, en Eslovaquia), como tampoco de Viena, Praga o Budapest. En Cjesthé disponía de todo un sistema de calabozos y lavaderos que acondicionó con esmero para la tortura y el crimen. Además, en su ceguera se creía inmune a todo, incluido el brazo de cualesquiera justicia existiese en el mundo, tanto la humana como la divina. Ella se sabía de otra estirpe, y nada podían hacerle.
Esto se prolongó por espacio de diez años, durante los cuales sus criados recorrieron la región a la caza de jóvenes vírgenes, cuando no era ella misma la que las atraía al castillo con el señuelo de ser empleadas como sirvientas. Allí, las aldeanas eran encerradas en las mazmorras del castillo, a la espera de ser degolladas para que su sangre llenara la bañera de la cruel condesa.
De hecho Elizabeth era muy propensa a ataques de epilepsia, y entre los de su estirpe habían numerosos antecedentes de prácticas de magia negra y satanismo; además, su hermano Stephen y su tía, ambos de marcada tendencia homosexual, fueron conocidos libertinos en su época, y, por si fuera poco, cabe citar el caso de su antepasada Clara Báthory, que, al decir de los cronistas, aparte de practicar todo tipo de enfermizas aberraciones sexuales envenenó a su marido.
El poder económico y las influencias de su apellido le permitió seguir con sus abusos y asesinatos durante varios años, especialmente después de la muerte de su marido y de su amiga Darvulia que, a la sazón, parece haber sido amante de Erzébet y activa participante en las sesiones de tortura, al punto de haber enseñado a su amada nuevas y refinadas técnicas para administrar dolor.
Asimismo, era quien cuidaba de los detalles. Como por ejemplo que las víctimas fueran siempre sirvientas o campesinas, que por aquellos tiempos podían ser maltratados a gusto por los nobles, casi como un objeto al que se podía destruir por puro capricho. Cuando Darvulia murió, la condesa terminó de perder toda cautela, por lo que comenzó a secuestrar y llevar a tormento a muchas jóvenes sin importarle su edad ni condición social, al punto que algunas de las desdichadas que cayeron en sus manos pertenecían también a la nobleza.
Aquella fue la gota que rebalsó el vaso. Ya no era posible fingir que no se conocían las perversas actividades de la condesa. Sus crímenes, sumados a razones políticas y a cuestiones de estado, provocaron que fuera detenida y llevada a juicio en 1611 y con ella sus sirvientas de más confianza y cómplices de sus crímenes, que fueron juzgadas y encontradas culpables.
Dos de las criadas fueron torturadas hasta que confesaron todo lo que hicieron bajo las órdenes de su señora y luego quemadas en la hoguera. Una tercera, condenada a muerte, fue decapitada
A la sazón la condesa pudo salvarse de la pena de muerte pero no salió indemne del proceso, pues como expiación de sus crímenes fue condenada a prisión perpetua y a ser emparedada en el castillo de Esei, con tan sólo una diminuta rendija por la que le daban comida y agua. Murió a los cincuenta y cuatro años, dentro de la cámara que llevaba siendo su tumba desde hacía casi un lustro.
Las andanzas y crímenes de la Condesa Sangrienta mezclan historia y leyenda, aún en su propia época. Al punto que, pese a no haber testigos, se cuenta que Erzébet solía tomar baños de sangre de las jóvenes que primero torturaba y luego asesinaba con el fin de mantenerse joven o que solía morder, desgarrar y comer la carne de las jóvenes que permanecían inmovilizadas por sus sirvientas de confianza.
Pero aunque se trate de exageraciones, la inusual ferocidad de los actos de la perversa condesa, así como las atrocidades que se le atribuyen, alentó la imaginación de muchos escritores y artistas que se ocuparon de su decadente y licenciosa vida, sirviendo de inspiración a poetas como Andrei Codrescu.
Se comenta que Bram Stoker, cuando imaginó a su personaje el conde Drácula, se inspiró en la condesa Bathory a quien transformó en hombre, y lo ubicó en Transilvania en vez de Rumania.
Dennis Bathory-Kitsz, músico y compositor de ópera, es uno de los últimos descendientes de la estirpe de la condesa, y hasta donde sabemos está abocado a la tarea de escribir una obra que trata de la vida y obra de su oprobiosa antepasado.
testamento redactado y firmado por ella
Los documentos existentes demuestran la unión entre la familia Bathory y la de Vlad Tepes, "Dracula". De hecho un miembro de la familia Bathory, Stephen Bathory, estuvo a cargo fue quien dirigió la misión que devolvió a "Dracula" el trono en 1476. Además los antepasados húngaros de Dracula estaban relacionados con el clan Bathory.
SU VIDA MARCADA CLARAMENTE EN SU CARTA ASTRAL
fuente,,,http://www.cecilgoitia.com.ar/la_condesa_sangrienta.htm
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