martes, 23 de octubre de 2012

Ereskigal (Mesopotamia)

Ereshkigal (Mesopotamia)

Quizás sea esta diosa de los infiernos la figura que mayor relación tenga con el mundo oscuro del escorpión y con el simbolismo astrológico de plutón. Su nombre significa “Señora de la Tierra Grande”, verdadera reina del mundo inferior, y Nergal sólo accedería a la condición de rey tras su matrimonio con ella.
El mito del descenso de Inanna a los infiernos nos muestra cómo Inanna, la hermana de la reina del submundo, se propone arrebatarle su dominio. En su descenso a los infiernos Inanna, en la versión babilónica, es despojada de sus ropas, según atraviesa las siete puertas que conducen al submundo infernal. Una vez allí, totalmente desnuda e indefensa, queda a merced de Ereskigal, que ordena encerrarla y afligirla con sesenta miserias, una para cada parte de su cuerpo.
En la versión sumeria se enfatiza el apetito sexual insaciable de la diosa. Así, Inanna queda paralizada por la “mirada de muerte” que la dirige su hermana, Ereskigal. Entonces queda inerte, como una piel colgando de un gancho. Para rescatar a la diosa, Enki, el abuelo materno de Inanna, crea uno o varios seres con características sexuales especiales, es decir, hermafroditas, instruyéndoles sobre lo que deben hacer. Estos se ganan la simpatía de Ereskigal y dan alimento de vida a Innana que puede así librarse de su prisión infernal, siempre que encuentren un sustituto.
En la versión acadia, es el eunuco Asusunamir quien, tras alegrar el corazón de la diosa, le concede un juramento y éste le pide la vida de Inanna, que la diosa tiene que conceder pese a las reticencias de los anunnaki, o siete dioses.

Los mitos que hemos mencionado, con sus distintas variantes, podemos referirlos a un proceso psicológico: el descenso a los infiernos como símbolo de la pérdida de todos los bienes materiales, ideales, etc., que han conferido sustento a la vida, dando la impresión de una falta de poder frente a la situación. Es un proceso que pretende hacer comprender que hay algo mucho más poderoso y amplio que el ego. Aquello con lo que nos identificábamos se pierde, para dar paso a la comprensión de que uno no es lo que tiene, a pesar de que en la mayoría de las ocasiones así se crea. De igual modo, en ese descenso se toma contacto con las fuentes instintivas de la personalidad, en cuyo núcleo encontramos la energía en su aspecto puro, en cuanto dinámica de la vida misma con sus múltiples polaridades: transformación-destrucción, muerte-renacimiento, demolición-reestructuración, etc.

Otra forma de plantearlo es la siguiente: la transformación de la personalidad, representada por el viaje a los infiernos, supone una pérdida gradual de los bienes y posesiones materiales, ideales o del tipo que fuere. Una vez desposeído de todo y a merced de las energías instintivas de lo inconsciente, uno debe afrontar el aspecto más grotesco, brutal, bárbaro, bestial e incluso hasta inhumano de la personalidad: la sombra colectiva. Y esto ha de hacerse con un respeto y un amor a la propia naturaleza, pues todo ello pertenece a la mismísima esencia humana. Este trabajo arduo, que fustiga el enaltecimiento del ego, mancilla y somete la voluntad a la ciénaga de la humillación, son el acicate de la transformación de la personalidad. Bajo ese material cenagoso se encuentra una joya de un valor inapreciable. Como escribió Rainer María Rilke:
“Quizá todos los dragones de nuestra vida sean princesas que sólo esperan vernos una vez hermosos y valientes. Quizá todo lo horrible, en el fondo, sea sólo una forma de desamparo que solicita nuestra ayuda.” 

fuente: http://www.odiseajung.com/jung-psicologia-ensayos/ensayo.php?tit=Delgado-activacion-muerte-renacimiento-III


No hay comentarios:

Publicar un comentario